El Ensueño Dirigido es una técnica de acceso al inconsciente a través de la facultad de imaginar. Al imaginar de modo certero y seguro, se logran atravesar barreras mentales permitiendo localizar y resolver las dolencias que condicionan nuestra vida y que guardamos veladamente en nuestra memoria.
En una sesión de Ensueño utilizamos la facultad de imaginar y el mundo simbólico para construir un cuento sanador. Posteriormente, se suceden encuentros en donde elaboramos estos cuentos, cambiando algunos órdenes y leyes que nos condicionan sin saberlo.
Durante el proceso se produce una reestructuración de la memoria, vaciando archivos obsoletos, mientras van siendo activados mecanismos reparadores naturales de nuestra mente inconsciente. Se trata de un método que abre y reordena la memoria.
Así, vamos modificando archivos de la memoria inconsciente y logrando cambios permanentes. El resultado instala nuevas creencias, acompañadas de una nueva imagen de nosotros mismos y de nuestras verdaderas cualidades.
Haciendo consciente lo inconsciente y permitiendo el contacto con el ser interior, la imagen ayuda a completar ese espacio vacío que la palabra y el pensar no abarcan. La imagen es una forma de pensamiento más primitivo, más libre, abierto. Se trata de abrir una ventana hacia nuestro interior más profundo, más íntegro, logrando así, mayor libertad.
Al ser una técnica vivencial, los problemas emocionales se resuelven con mayor velocidad, acortando los tiempos de terapia. En el Ensueño Dirigido, logramos desarrollar una nueva estructura para nuestro Yo, paso a paso, mediante material que nos pertenece íntimamente. Siendo el «hacedor» de nuestro ensueño, nos reafirmamos, liberándonos de rigideces. Encontramos alternativas, soluciones diferentes a las adoptadas primariamente en la vida.
Así, lo interno y lo externo, la relación con el pasado, el presente y el posible proyecto de futuro, pueden transformarse en una realidad que se va aprendiendo a cambiar.
El Ensueño Dirigido nos libera del pasado y nos enfoca en el aquí y ahora, para vivir de una manera más plena, natural y feliz.
«En la medida de lo posible, hay que ajustarse a un mundo en el que nos ha sido impuesto vivir. Esto supone una cierta facultad de identificación, que es una de las formas de amor, siempre y cuando dicha identificación sea consciente y reflexiva, libremente elegida y no trabe de modo alguno aquello que podemos exteriorizar como lo mejor de nosotros mismos.»
– Robert Desoille –